Puede haber muchas
cuestiones por las que a un chico le cueste bailar: no tener mucho
ritmo, poca práctica moviendo manos y pies, o sin más sentir que no dispone del
don del baile en el cuerpo. Sin embargo, sin
perder de vista que cada caso es especial, pueden existir unos rasgos comunes
al famoso “no me apetece bailar” del chico.
Los chicos practican menos actividades de
coordinación desde pequeños. Las chicas pueden hacer gimnasia, danza, aerobic,...bailan
al salir de marcha con las amigas...se mueven más por lo general. Es verdad que
muchos chicos hacen deporte, pero no el resto de actividades que suelen hacer
las chicas. Esto presiona al chico que empieza a bailar e incluso a algunos que
llevan tiempo bailando: que casi siempre las chicas aprenden a bailar con mayor
facilidad que los chicos.
Además, por lo que he podido comprobar,
todavía no está bien visto que un chico no domine una actividad de coordinación
como el baile. Existen personas que dan por hecho que un hombre ya debe haber
nacido sabiendo, y que debe mostrarlo con seguridad y decisión. Como si fuera algo deshonroso
comprobar que se está aprendiendo. Algunas personas ven incompatible la valía de uno mismo, con el que se coordine poco
bailando. Y claro, encima el baile de salón está expuesto al público: en clase a los
compañeros, en una sala de baile al resto de bailarines, y no digamos ya en una
actuación a los espectadores. No es precisamente una
actividad que puedas realizar en la sala de estar de tu casa. Así que aquí
tenemos la segunda presión: que muchos chicos prefieren no mostrar que están
en el proceso de aprender.
¿Posibles soluciones? Tomárselo todo de otra manera.
“Las chicas lo cogen oficialmente más rápido”,
puede ser con el paso y el ritmo, pero por ejemplo, aprender a dejarse llevar
es muy difícil para la gran mayoría de las chicas y a algunas les cuesta de
hecho toda la vida..! Lo que pasa es que si no te dejas llevar a lo mejor no se
“ve” tanto como si te equivocas marcando el paso. Pero es sólo eso y nadie se
salva. A todos nos cuesta algo y no creo que tenga importancia el qué.
En cuanto al segundo punto, la valía de cada
uno es independiente de la habilidad que se tenga para desarrollar una
actividad. Pero además, una persona que quiere aprender, vale siempre aún más
por el sencillo hecho de querer aprender. ¿Lo mejor? quitarse de encima esas
ideas y disfrutar bailando y aprendiendo a bailar, como seguimos haciendo los
friquis del baile. Porque afortunadamente...¡no termina!
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